Para lamer sus “heridas”, cena en lujosos restaurantes donde los tacos tienen precios prohibidos para los habitantes de su alcaldía: 737 pesos
JOSÉ LUIS GARCÍA CABRERA
Hay escenas inolvidables en el imaginario de experiencias políticas. Se rememora aquella en la que Sandra Cuevas Nieves –montada en una cuatrimoto–, envalentonada por sus seguidores– exige al Frente Amplio por México, que “dé por hecho” que sólo ella podría ganar la gran urbe mexicana ahora en manos de Morena. Un mes después, sin embargo, en una suerte de monólogo –lentamente y apenas como un susurro–, el Frente decidió algo que, sin duda, cambió su relación para siempre con la coalición formada por el PAN, PRI y PRD con la finalidad de presentar una candidatura única en el proceso electoral de 2024.
Durante meses, la alcaldesa de la Cuauhtémoc y su equipo de trabajo hicieron planes para el futuro y hablaron sobre el Frente, que le miró apenas de reojo cuando solicitó permiso de 16 días para ausentarse de sus labores, para realizar una gira por las alcaldías de la Ciudad de México; nada más, pero eso no le importó. Continuó con su recorrido proselitista, caracterizado por la polémica con los mismos partidos de la coalición y la confrontación con Morena.
El día que el Frente determinó quiénes serían los seis aspirantes que se enfrentarían en el proceso interno por la candidatura a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de
México, el lunes 2 de octubre, y la dejó fuera, Sandra conducía su cuatrimoto negra por los angostos pasillos del mercado de Tepito. Iba al encuentro de la cuadrilla de motociclistas que le esperaban para escoltar su salida del populoso barrio.
–¡Va el golpe, muchachos! –gritaba a los sorprendidos vecinos del barrio que la vio crecer, y sede del peligroso grupo delincuencial autollamado “Unión de Tepito”, con presencia en casi toda la capital mexicana.
Allí creció y se hizo la alcaldesa de la Cuauhtémoc conocida por su carácter bronco –y a veces agresivo–. Allí, según ella misma lo ha confirmado en no pocas entrevistas de prensa, aprendió a defenderse a golpes. Durante dos décadas, en sus labores de comerciante, como vendedor de aparatos electrodomésticos y electrónica, acompañó a su padre.
–Mi papá era comerciante. Nos enseñó a vender, a poner el puesto, a poner el diablo y amarrarlo; nos enseñó a comprar la mercancía, a regatear; todo lo que hace un comerciante.
Quizá por esas enseñanzas paternas (en particular la de “regatear”: escamotear o rehusar la ejecución de algo), ni por un instante estuvo la candidatura fuera de su mente. Hasta se dice pensó que, si el Frente reconsideraba, estaba lista para cambiar su belicosa actitud. Fue raro, porque al mismo tiempo esa forma de ser era lo que la había hecho trascender mediáticamente más que nunca. Casi no durmió esa noche. Despertó la mañana siguiente en pánico, sin saber si era miedo de que la hubieran dejado fuera de la contienda interna, o de que ningún otro partido, fuera de la coalición, la arropara.
Después, amagó con romper con el Frente Amplio, si no le permitían competir en la contienda interna y hasta advirtió que ya la habían buscado dos partidos políticos del oficialismo para participar en el proceso electoral de 2024. Pero la diputada federal del PRI Cynthia López Castro, la atajó y le advirtió que por sus actitudes no tenía cabida en el proceso interno del Frente.
–A Sandra no la vamos apoyar ni para su reelección… Nunca se comprometió con los partidos; cree que ganó (la alcaldía Cuauhtémoc) sola. Entonces, que busque partido para postularse o se la juegue de independiente.
Pasados los días de que el Frente Amplio por México determinó que serían seis aspirantes los que se enfrentarán en el proceso interno por la candidatura al segundo cargo más importante de elección popular que estará en juego en las elecciones de 2024, Sandra volvió a sus actividades en la alcaldía que le heredó el hoy desairado y marginado Néstor Núñez, por su cercanía con el senador Ricardo Monreal. Luego, cuando comprobó que su regateo no le funcionaría y que sus esperanzas se habían marchado, sintió alivio. Volvió a ser Sandra Cuevas Nieves, guapa, desinhibida, liberal.
Tal vez por eso ya no le atormentan las citas arregladas, que sólo confirman que prefiere a alguien igual a ella. Es justo cuando se reúne con el alcalde de Cuajimalpa, Adrián Rubalcava, y juntos presumieron su velada en un lujoso restaurante de Polanco cuyos cortes de carne y tacos tienen precios prohibidos para los miles de habitantes de sus respectivas alcaldías: 737 pesos.
– ¡Quién diría! –escribió en sus redes sociales la alcaldesa de la Cuauhtémoc el pasado día 31, en una imagen donde, donde además de revelar un atrevido escote, presume su cena con Rubalcava, con quien presuntamente mantiene un romance.
Aunque ninguno de los dos reveló la razón de su encuentro en aquel restaurante, Rubalcava calificó su cena como una “excelente velada”. Sandra también compartió un video en su cuenta de red social antes conocida como Twitter, en la que muestra cómo se tomaba una selfie con Rubalcava y lo abraza.
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