Édgar H. Clemente/La Jornada/Huixtla, Chis.- La caravana de migrantes recorrió 45 kilómetros luego de tres días de caminata por la carretera costera de Chiapas, este miércoles llegaron al municipio de Huixtla, donde realizarán su tercera escala.
El contingente, de unas 5 mil personas, aunque los organizadores hablan de hasta 8 mil, partieron en la madrugada del municipio de Huehuetán para evitar la intensidad del sol de la mañana.
Hacia las 11 horas el éxodo se concentró en el techado de una cancha deportiva cerca del río Huixtla, donde pasarán el día antes de continuar mañana su andar al siguiente municipio, Villa Comaltitlán.
Claudia Sevilla lleva los pies lesionados por los tres días de caminata y en cuanto llegó al domo de Huixtla tendió un plástico sobre el suelo y encima una sábana para descansar junto con su esposo Alfredo Coto y su hijo Axel de 12 años de edad.
“Ha sido bien difícil, más cuando va uno con niños hay que ir despacio, se cansa uno y los niños no resisten mucho” narró la mujer originaria de Honduras.
La familia estuvo dos meses en Tapachula intentado realizar trámites de regularización sin suerte. Aunque la pareja buscó trabajo, no consiguieron por lo que decidieron vender empanadas en la vía pública.
“Deberían darnos papeles para que no se sufriera tanto en el camino, no exponer a los niños, habemos aquí mujeres embarazadas, con niños pequeños, otros se han desmayado por la debilidad”, contó la centroamericana.
El cubano Edinel López Quindelán, de 41 años, decidió salir de su país porque el salario que obtenía como empleado en la construcción ya no le alcanzaba para mantener a su esposa y tres hijos que se quedaron en la isla.
“Nadie nos ha ayudado a nosotros los migrantes, todos los que están aquí han sobrevivido con lo que uno tiene, nadie nos ha ayudado, no nos quieren dar permiso ni nada, no nos quieren ayudar, por eso tratamos de salir en caravana para que nos miren”, recriminó el caribeño.
“Si no nos dan permiso nosotros vamos a seguir para arriba, a cualquier cosa, el tiempo que nos lleve” añadió.
La caravana partió el lunes de Tapachula, en la frontera con Guatemala, con el argumento que los trámites de regularización pueden tardar de seis meses a un año y muchos extranjeros están sin trabajo y en condiciones de calle, de acuerdo a la organización Pueblo Sin Fronteras que acompaña el movimiento.
Las medidas de contención del gobierno mexicano expone a los extranjeros indocumentados a buscar opciones para salir, que los expone a accidentes y al crimen organizado, advirtió el activista Irineo Mújica, de PSF.
“No ha demostrado nada, simplemente dice no, no hay migración, no los voy a atender, lo ha dicho en algunas ocasiones Francisco Garduño (titular del Instituto Nacional de Migración), ve todo lo que está pasando y simplemente perdió la vergüenza y la sensibilidad de que hay demasiadas mujeres y niños, y simplemente ha evadido su responsabilidad de regular a toda esta gente”, acusó.
El defensor insiste en que el Instituto Nacional de Migración (INM) otorgue permisos de tránsito para que los migrantes puedan abordar autobuses y seguir su camino hacia la frontera norte con Estados Unidos u otros estados de la República donde deseen establecerse para buscar oportunidades de vida.